Los líderes municipales y ciudadanos deben de llevar un control de las áreas donde viven, incluyendo el sistema de transporte urbano. En el pasado, los reguladores utilizaban cuestionarios y encuestas para determinar las necesidades de los usuarios. Ahora, los líderes pueden conectar con personas, lugares y productos utilizando una amplia gama de datos a través de IoT, inteligencia artificial y otras tecnologías digitales. Con esta información, pueden obtener una imagen más precisa a corto y a un bajo coste para desarrollar proactivamente decisiones informadas.
Sin embargo, los líderes necesitan recopilar datos correctos y hacer preguntas correctas, centrándose hacia dónde deben ir las ciudades, diseñando e implementando una visión a largo plazo para una movilidad futura.
El transporte desempeña un papel esencial en la prosperidad económica sostenida de una ciudad. Nuestro objetivo era crear una nueva y mejor manera para que los funcionarios de la ciudad midieran la salud de su red de movilidad y su visión de futuro. El resultado es el Deloitte City Mobility Index (DCMI).
DCMI es una exploración a profundidad de los cambios que están ocurriendo en la forma que se mueven las personas y mercancías, con viajes en transporte intermodal o también las opciones de transporte activo (como aceras y carriles para bicicletas). DCMI tiene una visión holística de todo el panorama de la movilidad en la ciudad, y se basa en nuestra clara imagen de cómo podría desarrollarse el futuro de la movilidad en las zonas urbanas.
Es fácil enamorarse de la variedad de tecnologías de movilidad emergentes que entran en el mercado. Modos relativamente nuevos como el uso compartido de la bicicleta y los patinetes eléctricos. A pesar de que casi todos los aspectos de nuestras vidas se vuelven cada vez más digitales y mediados por dispositivos electrónicos, la movilidad sigue estando basada en el mundo físico.
Para los funcionarios de transporte, eso significa que no hay sustituto para asegurar que la infraestructura y los bienes físicos funcionen: ya sea a nivel de carreteras, puentes, autobuses y trenes confiables. A nivel mundial, el gasto necesario en infraestructura ya no satisface las demandas básicas de mantenimiento, y el déficit acumulado en la financiación de la infraestructura vial podría elevarse a más de 7,5 billones de dólares para 2040, según el Centro Mundial de Inversiones, patrocinado por el G20.
Las autoridades también deben crear un entorno en el que se respeten y hagan cumplir las normas y en el que los ciudadanos se sientan seguros. En Nairobi, los peatones representan el 65% de las muertes por accidentes de tráfico. En Roma, por ejemplo, tiene una red de transporte bien desarrollada y está trabajando para reducir las emisiones de los vehículos, pero sus autobuses públicos envejecidos se incendiaron hasta 20 veces sólo en 2017. No es de extrañar, por lo tanto, que más de un tercio de los consumidores encuestados por Deloitte en Roma calificaran su sistema de transporte público como "pobre" o "muy pobre" en cuestión de seguridad.
En Brasil, Colombia y México el autobús de tránsito rápido (ATR) es una solución desarrollada en mercados emergentes que puede y debe ser exportada a otras ciudades del mundo. Se trata de un sistema de transporte basado en autobuses que tienden al uso de carriles exclusivos para autobuses segregados. En Bogotá, el sistema puede, en su punto álgido, transportar a más de 2 millones de pasajeros por día en más de 100 km de carriles bus.
Para las ciudades que luchan con problemas relacionados a la financiación, planificación, ejecución o mantenimiento de la infraestructura, un sistema ATR puede estar listo y funcionando en menos tiempo, con menos costes y menos interrupciones en las concurridas vías públicas que la construcción o ampliación de un sistema de ferrocarril subterráneo tradicional.
Los retos de los coches privados
Nuestra visión de la movilidad urbana inteligente hace hincapié en el transporte activo y el transporte público. Muchos análisis, incluido el nuestro, ponen de relieve las consecuencias perjudiciales de la excesiva dependencia de los automóviles privados, que incluye la congestión, la contaminación y los accidentes. Si las ciudades siguen creciendo - y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) predice que el 70% de la población mundial vivirá en zonas urbanas para el año 2050 - entonces los actores públicos y privados necesitan encontrar formas de trasladar a las personas y los bienes de manera que se maximice el uso del espacio y se reduzcan al mínimo esos costos sociales. Como se indica en el gráfico 2, más personas pueden compartir la misma calle si optan por modos de transporte compartidos o activos, en lugar de sentarse en vehículos personales con una sola ocupación.
El sistema de movilidad de una ciudad estará conformado en última instancia por su cultura y tendrá su propio sabor local distintivo.
La geografía juega un papel importante en la movilidad, y esto es algo que los líderes deben tener en cuenta a la hora de buscar inspiración en otras ciudades. Las ciudades dispersas tienden a no estar muy bien clasificadas para el transporte activo. Esto no es ninguna sorpresa; para la mayoría de la gente, ir en bicicleta por una gran ciudad no es una opción viable. Aunque es relativamente fácil para ciudades como Ámsterdam y Helsinki hacerlo bien en este sentido, sus recetas para el éxito pueden ser difíciles de replicar en una metrópoli en expansión como Los Ángeles.
Luego está el tema de las actitudes sociales hacia el transporte público, como el "estigma del autobús" y la importancia cultural que se le da a la posesión de un automóvil. Las ciudades pueden gastar miles de millones para mejorar sus sistemas de transporte, pero si el público percibe que tomar un autobús o un tren es una opción de segunda clase en comparación con conducir, el número de pasajeros en el transporte público no aumentará, como en el caso de Denver (no incluido en nuestra encuesta).
Remodelando su paisaje de movilidad
Nuestra investigación encontró que la movilidad juega un papel central en la prosperidad económica de una ciudad. Esta es la razón por la que las recompensas por hacerlo bien son potencialmente grandes. Buscando soluciones innovadoras para resolver sus problemas, el futuro de las ciudades de movilidad demuestra que encontrar dinero rara vez es una solución a largo plazo. Su éxito tiende a provenir de la integración inteligente y la innovación más que de la mera inversión.
En el caso de las ciudades que han obtenido una puntuación relativamente baja en indicadores específicos, no todo está perdido. Dada la velocidad del cambio y las tendencias tecnológicas, cualquier ciudad tiene la oportunidad de rehacer radicalmente su paisaje de movilidad en los próximos cinco a diez años. Las ciudades que hoy en día ocupan un mal lugar podrían convertirse en líderes en el futuro de la movilidad mediante el despliegue de soluciones avanzadas que resuelvan algunos de los problemas perennes del transporte.
Los líderes necesitan identificar cuál es el tipo de gasto "correcto". Según nuestra experiencia, el gasto en la integración de sistemas y la introducción de mejoras tecnológicas suele producir mejores beneficios con el tiempo. Si bien añadir más servicios o construir más carreteras puede ser útil, el desarrollo de estrategias mejor integradas con una mayor participación del sector privado suele dar mejores resultados. En estos escenarios, el gobierno a menudo asume diferentes roles, tales como permitir el intercambio de datos, monitorear la ciberseguridad, incentivar la innovación y la participación del sector privado, además de establecer los estándares y reglas que deben cumplir los proveedores de movilidad.