España ocupa el decimosexto lugar del ranking mundial, escalando un puesto con respecto al año anterior y situándose justo debajo de Bélgica y por delante de Japón. Esta posición se debe a las altas puntuaciones obtenidas en tres categorías en particular: la salud y el bienestar (primer puesto), la calidad medioambiental (tercer puesto) y el acceso a los conocimientos básicos (cuarto puesto).
Ha ido escalando posiciones progresivamente y es, junto con Japón y Noruega, el país que más ha aumentado su puntuación total. El Índice señala a los tres países como “buenos ejemplos de cómo alcanzar progreso social a pesar de los retos económicos y políticos”. Esto es consecuencia de la mejora en métricas críticas como la libertad personal (que engloba libertades como poder elegir religión, tomar anticonceptivos o elegir la edad a la que casarse); la tolerancia y la inclusión (hacia la religión y hacia los inmigrantes, el colectivo homosexual y otras minorías); o la calidad medioambiental (englobando la polución del aire, la depuración de aguas o la emisión de gases de efecto invernadero, entre otros).
Además del ranking, Deloitte y la institución Social Progress Imperative establecen los doce “mejores sitios para nacer” atendiendo a las categorías que conforman los 3 pilares en los que se sustenta el ranking. España es, según el SPI, el mejor país para nacer en materia de salud y bienestar, un área en el que computan factores como la esperanza de vida a los 60 años, muerte prematura por enfermedades no trasmisibles o la tasa de suicidio.
Las puntuaciones más elevadas en la clasificación global las ocupan los países nórdicos –salvo Suecia, que cae a la octava posición- con Dinamarca a la cabeza liderando la clasificación arrebatándole el primer puesto a Finlandia, que queda en segundo lugar.
Islandia, Noruega, Suiza y Canadá ocupan los siguientes puestos. España es el décimo país de la Unión Europea en entrar en el ranking, superado por Bélgica, Alemania, Reino Unido e Irlanda entre otros, pero por delante de Francia, Portugal e Italia.
Ayudar a afrontar los retos tan complejos por los que atraviesa la sociedad, tanto a nivel global como local, es un papel esencial de las empresas. Su papel en la solución a problemas sociales es un reto que también desde Deloitte nos hemos planteado. Por esta razón la firma ha estado trabajando mano a mano con la organización SPI buscando nuevas maneras de pensar y medir cómo progresan las sociedades.
El resultado es este Índice que mide aquellos aspectos que necesita la sociedad para avanzar y prosperar, ayudando a los líderes públicos, junto con los que están en las empresas y organizaciones, a identificar sistemáticamente una estrategia para lograr un crecimiento inclusivo y responsable, priorizando aquellas necesidades más urgentes para cada comunidad.
Ana Andueza, socia de Deloitte
Para elaborar el Índice de Progreso Social se tienen en cuenta cincuenta indicadores, agrupados en tres grandes pilares: las necesidades humanas básicas, los fundamentos del bienestar y las oportunidades que cada país ofrece a sus ciudadanos.
Encuentra más información sobre el Índice de Progreso Social visitando nuestra página global: Social Progress Index Results