La industria alimentaria es responsable de cerca del 25% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono a la atmósfera, del 44% del metano y del 80% del nitrógeno. Esto convierte al sector en uno de los más contaminantes. No obstante, el aumento de la población mundial, que ya superó los 8.000 millones, hace compleja la descarbonización de sus empresas.
El panorama es desafiante, sobre todo si se tiene en cuenta que este sector genera el 40% de los puestos de trabajo y representa el 12% del Producto Interior Bruto mundial. La importancia de esta industria determina también la urgencia de la misma por transformarse para ser sostenible en toda su cadena de valor.
A pesar de esta necesidad, ninguna solución en materia de sostenibilidad se puede adaptar de manera idéntica en las diferentes etapas de la industria alimentaria y la vulnerabilidad del sector hace aún más compleja su transformación.
En la serie de informes Camino hacia la Descarbonización, realizados por Deloitte, se analiza la industria alimentaria, su impacto sobre el medio ambiente y una guía para llegar a acometer la descarbonización del sector.
Los diagnósticos sobre el sector son complejos, pero desde Deloitte se han identificado siete palancas para reducir las emisiones de efecto invernadero de la industria a corto y medio plazo:
Con las palancas de la transformación definidas, lo siguiente es pasar a la acción, y para esto se requiere:
No hay duda de que el sistema alimentario debe reinventarse, no solo para ser más sostenible o reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, sino para proveer de comida de calidad a una creciente población y no dejar a nadie atrás. Para esto debe adaptarse y cambiar a nuevas áreas, como las proteínas alternativas, la agricultura regenerativa y los materiales de origen vegetal.