El sector siderúrgico es responsable de un 7% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. La estrategia del sector para alcanzar el nivel de cero neto pasa, sin lugar a dudas, por la tecnología, que en varios casos, ya está en fases de preparación comercial. No obstante, a esto debe sumarse un impulso desde el ámbito regulatorio y privado para acometer este ambicioso objetivo.
Los puntos de partida para la descarbonización de la producción de acero son dispares por geografías. Estados Unidos tiene una combinación de tecnologías para que la fabricación sea menos contaminante y, en contraposición. China e India utilizan carbón en los hornos de fundición, lo que maximiza las emisiones de gases de efecto invernadero.
Pero no es solo la producción y la distribución de este metal lo que concentra las emisiones (un 95% del total), sino toda la cadena de valor del acero debe mirar a la descarbonización, como es el caso de la minería (4% del total de emisiones del sector) y la logística (1%).
En la serie de informes Camino hacia la Descarbonización, realizados por Deloitte, se plantea un análisis de la cadena de valor del acero, sus implicaciones actuales sobre el medio ambiente y una guía para afrontar su descarbonización.
El objetivo de la industria siderúrgica es claro, quiere ser cero neto en 2050 y conseguirlo no será tarea fácil. Si bien la tecnología avanza de manera notable, esta no será útil si las empresas no cambian los métodos actuales para la producción primaria del acero.
El comienzo del viaje a la descarbonización implica a todos los actores de la cadena y sus desafíos son enormes, siendo algunos:
Aunque los retos están bien definidos, las bases regulatorias determinarán, en gran medida, los avances de la descarbonización en el sector.
Actualmente la industria afronta una amplia gama de políticas medioambientales que varían entre regiones, como es el caso de Estados Unidos, donde se destinan más de 416 mil millones de dólares a tecnologías de descarbonización, o la Unión Europea con su mecanismo de Ajuste Fronterizo del Carbono.
Estos impulsos están marcando la diferencia, pues los clientes y los mercados están demandando más acero ecológico (que se vende a mayores precios) y suponen una ventaja competitiva frente a los productores tradicionales.
El éxito de la transición de la industria siderúrgica al neto cero exigirá la participación de todas las partes de la cadena, más allá de los productores y los consumidores finales.