El sector de la automoción es una de las piedras angulares del modelo económico actual y, en consecuencia, de las emisiones de efecto invernadero. Solo en 2020, los coches y furgonetas causaron 3,5 gigatoneladas de dióxido de carbono, casi un 10% del total de las emisiones mundiales. Y lo anterior sin contar las emisiones del proceso de producción.
En las últimas décadas, los fabricantes de coches han logrado mejoras en la eficiencia del combustible, pero la producción de automóviles cada vez más grandes y pesados, como los todoterrenos, hacen que los esfuerzos sean menores. El cambio real debe darse, además, desde las políticas que promuevan y permitan la transición hacia los vehículos eléctricos.
En la serie de informes Camino hacia la Descarbonización, realizados por Deloitte, se plantea un análisis del sector de la automoción, sus implicaciones actuales sobre el medio ambiente y una guía para afrontar su descarbonización.
Las iniciativas gubernamentales ya están tomando forma y se están creando las condiciones para que, en 2050, la descarbonización del sector de la automoción se complete. Por ejemplo, en Estados Unidos se prohibirá la venta de vehículos a gasolina para 2050; en la Unión Europea, se ha establecido una meta de reducción del 55% de las emisiones para 2030 y en China la expectativa de alcanzar el cero neto se ha puesto en 2060.
El año pasado fue el primero en el que el marco político general para alcanzar las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC por sus siglas en inglés) del Acuerdo de París se aplicó de manera más estricta. No obstante, la eficacia de estas medidas varían de país a país.
Europa ha asumido el liderazgo en la transformación del sector del automóvil y ha determinado que los productores de coches deben reducir las emisiones medias en un 55% para 2030 y en un 100% para 2035, lo que restringe la venta de coches eléctricos de batería y de pilas combustibles.
Y aunque esto supone un acuerdo transversal entre todos los actores de la industria, es innegable que estas legislaciones tendrán un impacto en los modelos de negocio del sector y en su rentabilidad. Ante esto, una salida eficaz es apoyarse en la demanda para acometer un cambio de actitud hacia una movilidad más sostenible.
El sector debe hacer frente a una serie de desafíos que dificultan la transformación de su producción hacia una más sostenible. En Deloitte hemos identificado ocho:
La descarbonización de la industria de la automoción debe darse en todas las fases de su cadena de valor. La combinación de una rápida aceleración de los vehículos eléctricos y el uso de energías renovables puede ser una solución inicial para transitar este camino.
Las siguientes tareas pasan por adoptar modelos de negocio circulares y realizar una transición de las plantas de producción, así como un uso extensivo de energías limpias.
Otras palancas para la descarbonización del sector serán: