La infraestructura digital de una Smart City permite que las organizaciones tengan acceso a datos de gran valor. Del mismo modo, también permite la creación de alianzas entre los gobiernos, empresas, organizaciones sin ánimo de lucro, grupos comunitarios, universidades y hospitales, todo enfocado hacio un mismo objetivo: crear una ciudad más inteligente.
El resultado es un centro urbano que no solo aprovecha la tecnología para mejorar sus propias operaciones, sino que también se conecta con ciudadanos y empresas de nuevas maneras.
Trabajando juntos, las nuevas ideas y las nuevas tecnologías se pueden aplicar de maneras concretas que creen un futuro mejor. Las Smart Cities requieren una perspectiva de 360º: desde las escuelas hasta los servicios públicos, desde el transporte hasta la energía, una visión holística que ayude a ofrecer nuevas soluciones en todos los aspectos de la vida urbana.