El hidrógeno se plantea como uno de los principales habilitadores de la descarbonización de nuestro planeta. El papel de este gas como “combustible” para el futuro se ha centrado, en los últimos años, en charlas, eventos o estudios, pero la producción del mismo para impulsar la industria es aún muy baja. No obstante, el panorama cambia y ese futuro prometido se está haciendo realidad.
En la serie de informes Camino hacia la Descarbonización, realizados por Deloitte, se analiza el hidrógeno como habilitador de la descarbonización, su impacto sobre el medio ambiente y su potencial para catalizar la industria del futuro.
Para entender el avance del hidrógeno hace falta saber que este tiene muchos colores:
A nivel mundial se producen, actualmente, 95 millones de toneladas de este gas, casi todo corresponde a hidrógeno gris y se utiliza principalmente en refinerías para mejorar los combustibles o es usado por la industria química, es decir, el gas se usa como materia prima y no como energía.
Reemplazar la producción de hidrógeno gris por uno más sostenible, como el azul o el verde es el punto de partida para reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero. No obstante, lo anterior solo tiene sentido si el hidrógeno generado tiene más valor que la energía que se gastó en producirlo.
Los más recientes resultado de una investigación realizada por el Deloitte Center for Sustainable Progress (DCSP) concluyen que, para lograr el cero neto en 2050 a nivel mundial, se requiere del desarrollo de una capacidad instalada de hidrógeno limpio de 170 millones de toneladas para 2030 y casi 600 millones de toneladas para la fecha límite.
Se estima que para 2050, los sectores industriales y de transporte representarán el 42% y el 36% del hidrógeno limpio mundial, respectivamente.
Las perspectivas actuales del mercado de hidrógeno verde del DCSP muestran que este crecerá de forma constante desde los 640 mil millones de dólares en ingresos anuales en 2030 hasta los 1,41 billones en 2050. Ahora bien, su avance dependerá del impulso de grandes proyectos como el paquete Fit-for-55 de la Unión Europea y el programa de financiación IPCEI (Important Projects of Common European Interest), o el mecanismo alemán H2Global (H2 Global Stiftung) y los fondos Power to-X (PtX) o la Ley de Reducción de la Inflación de EE. UU.
Hay cinco factores, identificados por Deloitte, que serán necesarios para acelerar el despliegue del hidrógeno limpio:
Además de estos factores, la creación de centros de desarrollo de hidrógeno serán fundamentales para la expansión de este nuevo motor de crecimiento, y actualmente se ha identificado que estos pueden surgir impulsados por la demanda, por la oferta o por la complejidad de la distribución.
Estos centros están tomando forma en diferentes geografías y creando arquetipos para la generación eficiente de hidrógeno limpio. Por ejemplo, la Unión Europea se centra en un enfoque del lado de la demanda para que este gas sea competitivo; en Estados Unidos el enfoque se da desde la oferta, con leyes como la Ley de Empleos de Infraestructura e Inversión, que brinda beneficios fiscales para el hidrógeno limpio.
La atención de las políticas para impulsar la producción de hidrógeno limpio debe centrarse en: