Reputación corporativa: Anticipar, liderar y establecer procesos son las claves para definir una adecuada estrategia de reputación y determinar el potencial impacto de la crisis sobre la marca.
Ventas, productividad y rentabilidad: monitorizar la cadena de distribución es fundamental para mitigar riesgos asociados a la productividad y obtener información sobre la vulnerabilidad en los procesos.
Impacto económico: minimizar el riesgo financiero impulsa la potencial viabilidad y sostenibilidad de la compañía.
Confianza del consumidor: obtener la confianza del consumidor y mantener a los clientes son retos cruciales para superar con éxito una crisis.
Retención y desarrollo del talento: Disponer de un protocolo de comunicación interna garantiza la implicación de todos los empleados y refuerza, así, su preparación para gestionar la crisis.
Atracción de talento: liderar la comunicación de un proceso de crisis potencia la atracción de futuros profesionales, ya que permite trasladar seguridad, rigor y compromiso en el mercado.
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