El crecimiento exponencial del consumo de datos de los últimos años está impulsando la expansión de los Centros de Procesamiento de Datos (CPDs) a nivel mundial, y España tiene una oportunidad única para posicionarse como un actor clave en este mercado emergente.
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A nivel global, se prevé que el tráfico de datos se incremente sustancialmente debido al uso de la inteligencia artificial (IA), el Internet de las Cosas (IoT), los servicios cloud o el streaming. Este auge se ve reflejado en la necesidad de más capacidad de procesamiento, especialmente en Europa, donde se estima que se requerirán entre 9 y 17 GW adicionales de capacidad en CPDs para 2030. Aunque los mercados tradicionales de FLAP-D (Fráncfort, Londres, Ámsterdam, París y Dublín) dominan actualmente la región, la saturación de estos centros está impulsando el interés por nuevas localizaciones, como España, que cuenta con ventajas clave.
Potencia instalada de centros de datos en Europa (GW)
España se presenta como un candidato fuerte para albergar CPDs de última generación, gracias a varios factores que la colocan por encima de otras regiones europeas. Entre sus ventajas, destacan:
En España existen CPDs operativos y anunciados por toda la geografía, lo que contribuirá al equilibrio territorial dinamizando la actividad económica en todo el país.
Anuncios de proyectos de CPDs y CPDs operativos en España
La llegada de grandes CPDs a España no solo transformará el sector energético y tecnológico del país, sino que también contribuirá al crecimiento económico, con una estimación de impacto entre 30 y 70 miles de millones de euros a 2030, lo que representaría entre el 2% y el 4% del PIB. Además, también se crearán empleos cualificados en diversas áreas, como la programación, el análisis de datos, la ciberseguridad y la gestión de infraestructuras.
Los CPDs están llamados a jugar un papel clave en la transición energética, gracias a su eficiencia energética en aumento y su capacidad de integrarse de forma flexible en el sistema eléctrico. Su consumo eléctrico estimado en España para 2030 podría alcanzar entre 9 y 16 TWh, un crecimiento que avanza en paralelo al desarrollo de energías renovables. Además, la evolución tecnológica ha permitido una mejora continua en sus ratios de eficiencia energética (PUE), situándose por debajo de 1,5 en instalaciones modernas gracias a la optimización de sistemas de refrigeración, automatización y recuperación de calor residual.
A su vez, los CPDs cuentan con mecanismos de flexibilidad, algunos permitiendo desplazar entre un 30 y un 50% de su consumo en el tiempo o entre ubicaciones, y adaptarse a señales de precio o disponibilidad de energía renovable. Esta capacidad contribuye no solo a reducir emisiones, sino también a estabilizar el sistema eléctrico. En términos hídricos, su impacto es limitado comparado con otros sectores, y ya existen soluciones que permiten reducir su consumo de agua prácticamente a cero.
Tareas computacionales de un CPD por nivel de tolerancia a demoras
España tiene una oportunidad única para posicionarse como un referente en el mercado europeo de centros de datos. Para lograrlo, es clave garantizar el acceso a red de proyectos firmes, reordenando los procesos actuales para dar prioridad a propuestas viables y estratégicas.
Además, será necesario planificar las redes eléctricas de forma anticipada y multisectorial, adaptándose a la creciente demanda. Esto debe ir acompañado de modelos retributivos atractivos que fomenten la inversión en infraestructuras clave y del impulso a la participación activa de la demanda, como los propios CPDs, en los mercados eléctricos.
Estas palancas permitirán avanzar hacia una integración sostenible de los centros de datos, alineada con los objetivos de digitalización, eficiencia energética y transición limpia del país.