Aunque la inflación en Estados Unidos se ha enfriado en los últimos meses, los directores financieros (CFO) continúan lidiando con el aumento de costes en diversas áreas: desde materias primas hasta envíos y salarios. Pero algo que quizás no noten en sus esfuerzos por controlar el gasto es que la reducción de costes puede tener un precio más alto.
Los enfoques tradicionales para contener los costes —como la manufactura ajustada (lean) y la deslocalización (offshoring)— pueden resultar contraproducentes en un entorno cada vez más volátil. Consideremos lo que ocurrió durante la pandemia de COVID-19. Parte del legado de la pandemia incluyó escasez de productos, cadenas de suministro frágiles y otra serie de consecuencias.
En esas circunstancias, no era raro que algunos líderes financieros se centraran en los objetivos más visibles, como la reducción de personal o el aplazamiento de inversiones planificadas. ¿El desafío? Al enfocarse en reducciones de costes a corto plazo y fácilmente cuantificables, algunos CFO pueden haber pasado por alto cómo sus decisiones podrían obstaculizar la creación de valor futuro.
Si el mercado se recupera rápidamente, esas empresas pueden terminar en una posición competitiva más débil, careciendo de los recursos necesarios para impulsar el crecimiento. Por ejemplo, la reducción de personal puede generar escasez de empleados con habilidades críticas cuando las inversiones se retoman. Reemplazar a esos trabajadores también puede ser costoso.
De manera similar, presionar a los proveedores para obtener descuentos y reducciones de precios puede ayudar a abordar preocupaciones inmediatas sobre ganancias, pero puede generar costes adicionales más adelante. Esos mismos proveedores pueden ser menos receptivos o menos capaces de cumplir con los requisitos de entrega.
En lugar de recortar un 10% en los costes de la cadena de suministro, las empresas podrían obtener mejores resultados buscando reducciones de costes que también creen oportunidades, como forjar relaciones alternativas con terceros que puedan aportar valor a través de la innovación.
En la encuesta CFO Signals™ del QT 2023, el 36% de los 124 CFO encuestados señaló la gestión de costes como una de sus tres principales prioridades para 2024. Su optimización, sin embargo, puede ofrecer un enfoque más inteligente que su simple reducción, que tiende a enfocarse en impactos más inmediatos en el coste de los bienes vendidos.
La optimización de costes ofrece un enfoque estratégico para gestionar los gastos mientras se preserva la agilidad. Incluso cuando los líderes financieros eliminan costes, pueden hacerlo con miras a liberar capital que ayude a la empresa a mantener su adaptabilidad e invertir en oportunidades de crecimiento estratégico.
En resumen, mejorar la eficiencia operativa no tiene por qué comprometer el valor a largo plazo. En un entorno competitivo, con presión sobre los precios y los márgenes de ganancia, las empresas no pueden permitirse limitar su capacidad de financiar el crecimiento.
En esta edición de CFO Insights, exploraremos cómo la optimización de
costes puede ayudar a mejorar el rendimiento y la resiliencia empresarial.