Transición energética: una salida ante la volatilidad del petróleo

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Transición energética

Una salida ante la volatilidad del petróleo

Frente a los cambios que suelen presentar los precios del crudo, el mayor reto es repensar cuál debe ser la matriz energética que más conviene al futuro del planeta, y, con ello, saber hacia dónde dirigir las inversiones.

En entrevista con Valeria Vázquez, Socia Líder de la Industria de Energía y Recursos en Deloitte Spanish Latin America.

Ciudad de México, 30 de mayo de 2023.

El pasado 2 de abril, un día antes de que se llevara a cabo la reunión de los países miembros de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), ocurrió algo sorpresivo: varias de las naciones que integran esa organización anunciaron el recorte de su producción petrolera.

La sorpresa se debió a que, al menos desde la segunda mitad de 2022, la producción del crudo ― y, por lo tanto, sus precios― , mantenían cierta estabilidad, gracias a los acuerdos comerciales que se lograron entre Europa Central y Europa del Este para poner un freno a las volatilidades generadas por el inicio del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. Sin embargo, tras el recorte anunciado por la OPEP, los precios del crudo se dispararon nuevamente.

Dicho recorte ascendió a aproximadamente 3.66 millones de barriles diarios, que representan 3.7% de la demanda global de petróleo1, y trajo como consecuencia que los principales precios de referencia del energético se fueran al alza. Los precios del crudo BRENT, por ejemplo, subieron alrededor de 5% después del anuncio de la OPEP, tras varios meses de tendencia a la baja, para, posteriormente, volver a estabilizarse entre los $70 y los $76 dólares por barril2.

Algunas proyecciones3 advierten que el crudo podría volver a encarecerse a niveles similares a los que llegó durante la pandemia. Pero, ¿qué tan factible es que ocurra algo así?

 

[1] Reuters, “OPEC Producers Announce Voluntary Oil Cuts”, 2 de abril, 2023.

[2] Reuters, “Oil leaps 6% as OPEC+ shocks markets by cutting output target”, 3 de abril, 2023.

[3] Goldman Sachs, “OPEC’s unusually high pricing power puts a floor under oil prices”, 13 de abril, 2023. 

Tras el recorte anunciado por la OPEP, los precios del crudo se dispararon nuevamente.

Los impactos de un energético volátil

La inestabilidad de los precios del petróleo siempre será una constante, debido, principalmente, a la dificultad de ajustar su oferta (producción) a las variaciones de la demanda, en el corto plazo. Si bien es común que la OPEP haga anuncios de recortes en su producción, estos representan en sí mismos, una manera de especular con los precios de este recurso natural, ya que, muchas veces, dichas decisiones tienen el objetivo de lograr incrementos en los precios del petróleo.

En ese sentido, los recortes en la producción de petróleo suelen beneficiar, en cuanto a ganancias generadas por el alza de precios, a las grandes potencias exportadoras del energético. Sin embargo, debe considerarse que la cadena de valor de esta industria está muy interconectada a otras, y, en consecuencia, las afectaciones se pueden observar en otros aspectos.

Recordemos que, al subir los precios del crudo, suben los precios de toda la cadena logística, así como del proceso de refinación, lo que impacta directamente a los precios de los petrolíferos (como las gasolinas). Esto se suma a las dificultades generadas por un entorno de incertidumbre económica, a nivel internacional, en el que muchos países (entre ellos, México y los Estados Unidos) se ven afectados a causa de la inflación y otros temas financieros.

Si nos enfocamos específicamente en la industria petrolera nacional, los impactos del alza en los precios del hidrocarburo se pueden hacer más notorios en dos sentidos. Uno de ellos es que, debido a que nuestro país sigue siendo, eminentemente, importador de gasolinas1, en condiciones como las actuales se vuelve necesario invertir más recursos para traer de otras naciones ese tipo de productos refinados.

El segundo gran impacto es que, en los casos de una baja producción de petróleo, como la que se ha observado en años recientes en nuestro país2, es difícil alcanzar un óptimo ingreso presupuestal que ayude a impulsar el crecimiento económico. Si a ello le sumamos el costo que podrían representar los subsidios que el gobierno ha implementado, a fin de amortiguar los precios de las gasolinas para los consumidores finales, el impacto adquiere mayores proporciones.

En muchas ocasiones, sobre todo en países como el nuestro, resulta recomendable contratar coberturas para protegerse ante las variaciones abruptas de los precios del petróleo y garantizar un ingreso presupuestal lo más estable posible.

 

[1] Del total de importaciones petrolíferas reportadas por la Secretaría de Energía en 2022 (739.7 millones de barriles diarios), 419 millones de barriles diarios fueron por concepto de gasolina. 

[2] Desde 2013, se ha observado una baja constante en la producción de crudo en nuestro país, al pasar de aproximadamente 2,500 barriles diarios producidos ese año a poco más de 1,600 barriles diarios en 2023, de acuerdo con la Comisión Nacional de Hidrocarburos. 

Es común que las grandes potencias exportadoras del energético se beneficien de los recortes en la producción de petróleo.

El reto se ‘pinta’ de verde

Los temas económicos derivados de la volatilidad en los precios del petróleo no son los únicos retos. Las fluctuaciones en el precio del energético significan también un reto en materia de transición energética. ¿Por qué? Porque es necesario sustituir a los combustibles fósiles por energías renovables que contribuyan a la reducción de emisiones de carbono y a alcanzar las metas del Net Zero1, así como a cumplir con el Acuerdo de París2.

Para ello, es necesario cambiar por completo las prioridades que existen, sobre todo, en los países productores de petróleo, a fin de evitar que sigan apostando por las ganancias que genera el hidrocarburo, antes que por el cuidado del planeta.

Si bien los grandes portafolios de inversión están intentando equilibrarse a nivel internacional ―por medio de consejos de administración y accionistas mayormente comprometidos con el cambio climático y los criterios ASG (Ambientales, Sociales y de Gobernanza)―, desde un punto de vista económico, un proyecto de combustibles fósiles siempre será más redituable que un proyecto de energías renovables, en un periodo de subida de precios.

Este también puede ser un reto al que nos enfrentamos dentro de la industria: sabemos que en los próximos 50 años no será posible prescindir de los combustibles fósiles, pues así está proyectada la demanda global de las siguientes décadas, pero el reto más importante que debemos asumir es que, en ese tiempo, se logre un equilibrio entre las energías limpias y los combustibles fósiles, procurando no afectar demasiado a las economías de los países petrolizados.

Además, en conjunto con el tema de los precios del petróleo, aparece un tema muy relevante: el del precio del gas natural, ya que éste ha sido considerado como el hidrocarburo más benéfico para ser utilizado durante la transición energética.

El gas natural es el combustible más limpio que tenemos; nos permite generar electricidad en mayor medida, de forma más limpia y efectiva que otros combustibles. En consecuencia, será muy importante seguir impulsándolo (incluso si el petróleo se rezaga en uso e importancia) y dirigir las inversiones hacia la infraestructura que nos permita asegurar su extracción, desarrollo y manufactura, para el largo plazo.

Por todo lo anterior, preguntarnos cómo podemos solventar las necesidades energéticas del país, al mismo tiempo que enfrentamos los retos económicos y medioambientales del planeta, será un primer paso en este proceso con el que buscamos reemplazar los combustibles fósiles por las energías limpias. Y no solo eso, sino que también representará una primera acción para dejar atrás la volatilidad en los precios de los energéticos y pasar a un periodo donde sean más estables.

 

[1] El Net Zero o “cero neto” se refiere a “recortar las emisiones de gases de efecto invernadero hasta dejarlas lo más cerca posible de emisiones nulas” (“Llegar a las emisiones netas cero: el mundo se compromete a tomar medidas”, sitio web de la ONU, Acción por el Clima, consultado el 9 de mayo de 2023).

[2] El Acuerdo de París es un tratado internacional sobre el cambio climático, cuyo objetivo primordial es limitar el calentamiento global por debajo de 2 grados centígrados.

Se deben cambiar por completo las prioridades que existen, sobre todo, en los países productores de petróleo.

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