¿Te imaginas un futuro donde la energía sea limpia, accesible y asequible para todos? La transición energética es un desafío global que necesita una colaboración estrecha entre inversores, instituciones financieras, gobiernos y organizaciones internacionales. La implementación de mecanismos financieros innovadores puede ser la palanca impulsora que necesitamos, ya que, según datos de Deloitte, podría ahorrar hasta 50 billones de dólares estadounidenses en el proceso hacia un modelo energético más limpio y eficiente.
La segunda edición del informe "Financing the Green Energy Transition", de Deloitte, resalta cómo estos mecanismos financieros pueden reducir significativamente el coste de la transición energética. No solo facilitan la adaptación a los desafíos específicos de esta transición, sino que también generan un impacto positivo en la economía y en el medio ambiente.
Rodrigo Pérez Martínez, socio responsable de Sostenibilidad para el sector financiero de Deloitte España, señala que "la importancia de adoptar mecanismos de financiación innovadores en la transición energética radica en su capacidad para catalizar un cambio significativo en la forma en que generamos y consumimos energía. Estos mecanismos no solo ofrecen soluciones financieras flexibles y adaptativas a los desafíos únicos que enfrenta la transición hacia fuentes de energía más limpias y sostenibles, sino que también desencadenan un efecto multiplicador en la economía y el medio ambiente".
Uno de los mayores obstáculos en la transición energética es el alto coste asociado a los riesgos de inversión. Estos riesgos, que pueden ser regulatorios, políticos, técnicos, de mercado o financieros, incrementan la cantidad necesaria para financiar los proyectos renovables. En Europa occidental, por ejemplo, el coste de capital para la energía solar fotovoltaica es del 7%, mientras que para la energía eólica marina es del 9%.
La implementación estratégica de instrumentos de de-risking puede mitigar estos riesgos, reduciendo el coste de capital y las inversiones necesarias hasta en 50 billones de dólares estadounidenses para 2050. Adaptar estas estrategias a las condiciones específicas de cada mercado es crucial para minimizar los riesgos y fomentar un entorno de inversión más seguro.
Para ello, es necesario:
En este sentido, Rodrigo Pérez Martínez añade que "las estrategias de de-risking son fundamentales para crear un entorno de inversión más atractivo. Al reducir el riesgo, no solo se facilita la financiación de proyectos, sino que se impulsa un crecimiento económico sostenible".
Con la madurez de los entornos regulatorios y de mercado, y una mejor comprensión de los riesgos asociados a los proyectos de transición climática, se espera una disminución en los costes de capital. ¿Y qué implicaciones tangibles se podrían destacar? La refinanciación de la deuda y el capital podría desbloquear hasta 10 billones de dólares estadounidenses en ahorros acumulados hasta 2050. Este proceso, esencial para la asequibilidad de la transición, permite reducir los costes de financiación a medida que evolucionan los mercados de capital.
¿Cómo podemos lograr esta transformación? La clave está en la colaboración estrecha entre los diferentes actores:
“La transición energética no es solo una necesidad, es una palanca de oportunidad para crear valor a través de la diferenciación, la innovación y la correcta gestión de los riesgos asociados”, señala Concha Iglesias, socia líder de Sostenibilidad de Deloitte España. “Para alcanzar el éxito, este reto necesita de mecanismos de financiación innovadores, que permitan catalizar un crecimiento económico inclusivo y crear valor a largo plazo promoviendo un desarrollo más alineado con las expectativas del mercado y los principales grupos de interés”, asegura Iglesias.
La transición energética no solo es una necesidad, sino también una oportunidad para diferenciarse y liderar el cambio hacia un futuro más sostenible. La adopción de mecanismos de financiación innovadores permitirá avanzar hacia este objetivo, asegurando un desarrollo económico alineado con las expectativas del mercado y los principales grupos de interés.
"Estamos en un punto crucial," afirma Concha Iglesias. "En él, las empresas están situando los criterios ESG en el centro de su estrategia, orientándose hacia la competitividad a largo plazo e invirtiendo en nuevas capacidades que les impulsen para aprovechar oportunidades de negocio ligadas al desarrollo sostenible y que contribuyan, al mismo tiempo, a impulsar la transición energética".
¿Estás listo para formar parte de esta transformación? El futuro del planeta está en nuestras mano.