Según el "Termómetro de la Ciberseguridad y riesgos TI en el sector asegurador español" publicado por ICEA en colaboración con Deloitte, entre los ataques que las aseguradoras consideran más peligrosos se encuentran no solo ataques tecnológicos, sino ataques dirigidos contra el propio negocio, como el Ransomware y el Phishing.
Los atacantes se dirigen al eslabón más débil en el uso de las tecnologías, que son las personas, y hacen foco en las áreas donde más daño pueden provocar, como es el propio negocio. Esto les permite lograr un mayor impacto en las organizaciones y conseguir un mayor rendimiento económico.
Las aseguradoras deben trabajar en la mejora de sus niveles de protección en todos los ámbitos, implantando medidas de seguridad tecnológicas que prevengan, detecten y respondan ante ciberataques, pero también medidas organizativas, de formación y concienciación que establezcan una barrera frente a los ciberatacantes que se aprovechan de las personas.