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La fase de presentación en el modelo de eDiscovery: prueba pericial

Si no conozco una cosa, la investigaré

Louis Pasteur

En el creciente mundo digital en el que vivimos y debido al uso cada vez más frecuente de todo tipo de dispositivos electrónicos, las fuentes de prueba de naturaleza digital han aumentado de forma exponencial.

En cualquier orden jurisdiccional, la prueba electrónica que pretenda ser aportada a un procedimiento judicial, debe ser presentada garantizando un trabajo objetivo, repetible y trazable. Así, aunque en procesos de eDiscovery uno de los principales retos es la gestión de todo el volumen de información vinculada al caso, es totalmente necesario contemplar en todas las etapas del proceso que eventualmente los resultados podrán ser incorporados a un procedimiento judicial.

En consecuencia, ya desde la etapa de acceso y obtención de la información en formato electrónico, es necesario que ésta sea adquirida y examinada siguiendo las mejores prácticas en informática forense, garantizando en todo momento la cadena de custodia.

Adicionalmente, dado el uso cada vez más intensivo de tecnología en todos los ámbitos de las compañías, en ocasiones, el objetivo vas más allá de realizar una clasificación o gestión de grandes volúmenes de información, derivando en un trabajo más minucioso de peritaje técnico-informático, que explique el funcionamiento de los sistemas y su operativa.

Frente a este nuevo reto, aparecen cuestiones que requieren respuesta, tales como las siguientes:

  • ¿Qué ocurrió en determinado momento a través de los sistemas de la compañía?,
  • ¿Quién podría estar detrás de determinada acción o irregularidad?,
  • ¿Cómo se llevó a cabo determinado proceso?,
  • ¿Qué medios y/o dispositivos electrónicos podrían haber utilizado?,
  • ¿Podrían haber extraído información de la compañía que pudiera ir contra de los intereses de esta?
  • ¿Quién fue participe dentro y/o fuera de la compañía?, etc.

La utilidad de estos procesos, que nos permiten obtener prueba o evidencia de que determinada acción o hecho ha sido cometido, reside en que los Tribunales puedan contar con una opinión técnica independiente. En aquellos casos en los que la controversia tiene relación directa con la operativa de un determinado sistema informático (posible manipulación de datos, asuntos de propiedad intelectual o industrial, incumplimientos contractuales sobre la operativa de un determinado sistema, etc.), resulta imprescindible la validación técnica forense de un experto. Pero es que, además, en casi cualquier otra disputa, sería recomendable que la información en formato electrónico que se aporte, cuente con una garantía de integridad y no manipulación.

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