Digitalizar y mejorar la eficiencia de su cadena de suministro, modernizar la flota y adaptarse a las nuevas normativas y tendencias de sostenibilidad y seguridad, principales retos de las empresas marítimas
Artículo de opinión escrito por Vicente Segura y Alberto Grandío, socio y gerente de consultoría, estrategia y operaciones de Deloitte
El transporte marítimo de mercancías constituye un sector estratégico para España, que tiene influencia internacional a través de gran parte de las rutas comerciales. Los principales puertos españoles, asimismo, cuentan con una privilegiada ubicación geográfica, con salida al océano Atlántico y al mar Mediterráneo, lo que se une a que España es el país que tiene mayor longitud de costa de la Unión Europea, con cerca de 8 mil kilómetros, incluyendo a los archipiélagos. Con estas ventajas orográficas y geoestratégicas, el sector experimenta un momento histórico de crecimiento, que se refleja en que en 2017 pasaron a través de nuestros puertos aproximadamente 545 millones de toneladas, un incremento del 7% con respecto al año anterior. Esto se materializa en casi 16 millones de contenedores (TEU), un 13% más que en 2016. Estos datos suponen el mejor registro y 2018 va camino de superarlo, con incrementos del 6% en toneladas y del 10% en contenedores (TEU) en el primer semestre del año.
En primer lugar, es necesario asegurar que la calidad y visibilidad de todo el servicio al cliente, que este sea puerta a puerta y se ofrezca un servicio integrado y con mayor nivel de puntualidad. Para ello, tenemos que conocer en tiempo real el estado de la mercancía. Asimismo, los operadores tienen que definir los puntos clave de la experiencia del cliente: qué información va a tener de su mercancía y de qué servicios va a poder disfrutar en cada momento del viaje. Los operadores, además, han de facilitar el sistema de reserva de sus espacios, creando plataformas más sencillas y un tarifario abierto para el cliente. Por último, han de preparar sus estructuras para dar un servicio desde origen a destino final.
El proceso operativo de las navieras y de las terminales también presenta un gran reto de digitalización y automatización. La geolocalización de cada carga permite tener un mayor control de la mercancía de cada cliente, mejorar la eficiencia de los procesos de movimiento de contenedores y medir en tiempo real la ocupación de las terminales y los buques. Por otro lado, hay partes del proceso operativo donde se usan tecnologías que permiten la automatización, como las puertas de acceso automáticas con control de matrículas, camiones autónomos que realicen movimientos en la terminal o procesos de embarque y desembarque al buque.
Por otro lado, existe mucha documentación formal en el negocio marítimo que es necesario digitalizar. En algunas terminales, el control de embarque y desembarque se realiza todavía con papel, para posteriormente pasar los datos a un sistema de manera manual y revisar posibles descuadres sobre lo planificado. La digitalización de estos procesos permitirá custodiar la información en una única plataforma, evitar reprocesos y, lo más importante, omitir posibles errores de control de embarque y desembarque de mercancías.
La flota es otro de los puntos vitales de innovación y mejora en el que están trabajando las navieras. La tendencia es construir en los próximos años buques más grandes, que mejoren ampliamente la capacidad media actual, que sean más eficientes en el consumo de combustible y respetuosos con el medio ambiente. Además, estas embarcaciones cuentan con tecnología que permite a los clientes tener ubicada su carga en todo momento, así como la temperatura, posición y nivel de gases en contenedores, aspecto clave para las compañías que trasladan productos que necesiten condiciones especiales.
Artículo de opinión escrito por Vicente Segura y Alberto Grandío, socio y gerente de consultoría, estrategia y operaciones de Deloitte, y publicado en Cinco Días el 28 de septiembre