En el punto álgido de la pandemia, Deloitte entrevistó a cientos de trabajadores de doce países para recoger su perspectiva de primera mano sobre el trabajo. La palabra más utilizada por los encuestados para describir el trabajo durante este tiempo es "Desafiante".
Es una palabra poderosa, que habla tanto de la extraordinaria disrupción provocada por la pandemia como del mayor valor y significado que muchos trabajadores encontraron cuando la pandemia obligó a realinear su trabajo para que coincida mejor con su potencial y sus motivaciones.
Durante este tiempo, los trabajadores experimentaron cambios en casi todos los aspectos de su trabajo. Pero muchos también obtuvieron una mayor claridad en cuanto a lo que quieren y necesitan de sus trabajos: aumentos en la autonomía, la flexibilidad, un sentido de contribución, oportunidades para usar sus capacidades humanas duraderas como la creatividad y la tecnología que funciona para ellos, y no al revés, fueron factores que los encuestados dijeron que conducirían a un mayor sentido de significado y productividad.
El trabajo de rearquitectura suele requerir dos turnos.
El primer cambio implica pasar de centrarse estrictamente en minimizar el costo monetario a un enfoque más amplio en el costo humano, el valor y el significado. Este constructo debe aplicarse a todos los componentes clave: la organización, los clientes y los propios trabajadores.
El segundo turno implica echar un vistazo de cerca y detallado al trabajo que se realiza. Todo proyecto, programa o iniciativa debe desglosarse en sus partes componentes hasta el nivel de la tarea. A continuación, los líderes y los trabajadores pueden determinar qué tareas pueden automatizarse fácilmente o dónde los trabajadores pueden asociarse estrechamente con la tecnología. El resto de tareas, actividades que requieren habilidades humanas innatas como la resolución de problemas, el pensamiento creativo, la agilidad y el aprendizaje de nuevas habilidades, son en las que los trabajadores pueden centrarse.
La rearquitectura del trabajo va más allá de centrarse solo en la organización y el cliente para ver a la fuerza laboral como un colaborador único y una parte interesada digna.
Si bien la Gran Reimaginación está en pleno apogeo en el mundo pospandémico, muchas organizaciones deben rediseñar el trabajo que esperan que ejecuten sus trabajadores para reducir su costo para los humanos que lo realizan. Esto significa rediseñar el trabajo para enfatizar lo que los humanos hacen mejor, priorizando el trabajo que celebra y depende de las capacidades humanas, como la creatividad y la resolución de problemas, y dejando claro cómo el trabajo se conecta con motivaciones y objetivos más amplios para el trabajador y la organización.