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Avanzando hacia la sanidad del futuro

Muchas han sido las iniciativas y prácticas innovadoras que han emergido dada la alta tasa de propagación y virulencia del Covid-19. Y muchas más serán las que se desarrollen y se consoliden en lo que se conoce ya como nueva normalidad. Un sector destacado en este aspecto es el de la salud, que ha visto cómo la pandemia ha obligado a hospitales y profesionales asistenciales a readaptar todo su modelo de atención, optimizando una atención preferentemente a distancia para paliar la congestión del sistema sanitario y reducir el riesgo de contagio.

El resultado hasta el momento ha sido la aceleración de la transformación digital del modelo de atención. Un reto mayúsculo que ha disparado exponencialmente la adopción de herramientas y soluciones digitales, como la telemedicina, y el valor añadido de tecnologías disruptivas, como la Inteligencia Artificial o los dispositivos basados en el IoMT (Internet of Medical Things).

Sin embargo, esta evolución no ha sido fácil, ni tampoco lo seguirá siendo. En el ecosistema sanitario todavía queda recorrido hasta llegar a una adopción generalizada de tecnologías y plataformas digitales. Tres aspectos son claves para el desarrollo de la salud digital.

El primero es el cambio en la cultura digital de los profesionales asistenciales. Es vital que los profesionales visualicen el impacto positivo que la salud digital puede tener en sus procedimientos habituales. Hoy todavía existe una reticencia al uso de tecnologías disruptivas por parte de algunos profesionales, que necesitan disponer de evidencias probadas de las ventajas de su implementación y, sobre todo, de las ventajas que les puede suponer para ellos en la práctica clínica real.

Por otro lado, es imprescindible que los sistemas de información en el sector sanitario dispongan de una interoperabilidad técnica y/o funcional entre dispositivos y tecnologías. Para que la salud digital tenga impacto es necesario incorporar e integrar toda la información de las nuevas tecnologías en un mismo sistema que permita convertir la información en conocimiento, que ayude a los profesionales, gestores y pacientes en la toma de decisiones.

Y, por último, es necesario adecuar el marco normativo relacionado con aspectos regulatorios asociados a la salud digital, el control y la propiedad de los datos, el cumplimiento de la legislación vigente en materia de protección de datos, así como establecer procesos de ciberseguridad para acelerar el proceso de transformación digital.

Todo ello para innovar y avanzar hacia la sanidad del futuro.

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