Al igual que durante la crisis financiera y económica del período 2008-2012, en la que se habla de la necesidad de que la economía española fuera más productiva y competitiva en un mundo más global, en la actual crisis se han reforzado nuevos hitos sociales y económicos que marcarán nuestro futuro próximo, tales como, la sostenibilidad, la diversidad e inclusión, o la digitalización. La sociedad y, por ende, las organizaciones empresariales, se enfrentan a nuevos desafíos en el corto y medio plazo y por ello es saludable reflexionar acerca de cómo la actual crisis sanitaria y económica ya ha influido, e influirá, en las organizaciones para hacer frente a los futuros retos del mercado.
Hemos podido comprobar durante los últimos dieciocho meses cómo las organizaciones han podido y han sabido adaptarse a las nuevas circunstancias de mercado en un cortísimo plazo de tiempo, cómo han adquirido nuevas capacidades de organización y gestión de sus negocios y, por tanto, de sus estructuras productivas y de recursos humanos. Decisiones rápidas, acertadas, optimizando el trabajo, rediseñando sus capacidades o reinventándose como organizaciones.
Un cambio que ya se intuía
La crisis sanitaria de la COVID-19 ha acelerado bruscamente un cambio que ya se intuía (no nos engañemos). Este cambio explosivo que vivimos en nuestro entorno está motivado por la intersección entre la tecnología y las personas. La tecnología está en todas las partes, la inteligencia artificial, la computación cognitiva o la robótica son ya factores imparables en nuestro día a día. Vivimos en un constante tsunami de datos, y no podemos obviar que todo ello se produce en un momento donde por fin la sociedad empieza a ser sensible y responsable para intentar garantizar la sostenibilidad de nuestro entorno ambiental, social y económico.
Para qué negarlo, todo ello va a modificar, de algún modo, el futuro del trabajo. La llegada de tecnologías disruptivas en las organizaciones exige pasar de la actual gestión del talento a dirigir un ecosistema de fuerza laboral de tecnología y personas, transformando el trabajo y la colaboración del talento. En este contexto, la aceleración de la digitalización plantea cambios en las expectativas e interacciones con nuestros equipos, clientes o proveedores a todos los niveles, lo que requiere capacidades en las personas que componen las organizaciones empresariales hoy. Y todo ello va a modificar, entre otros, los espacios y los métodos de trabajo, la organización del trabajo, etc. Ya lo hemos hecho, lo hemos vivido desde marzo de 2020. ¿Qué mejor prueba piloto ha podido tener la Humanidad?
La pregunta, por tanto, es si nuestro ordenamiento jurídico está preparado ante un fenómeno que se avecina imparable, esto es, el cambio en los modelos tradicionales de la organización y métodos de trabajo, basados en nuevos paradigmas que marcarán el futuro de las relaciones laborales. Lo intenta, pero queda un largo camino por recorrer. Así, en este nuevo contexto, durante el último año se han publicado, por ejemplo y entre otros, el Real Decreto-ley 28/2020, de 22 de septiembre, de trabajo a distancia (convalidado por la Ley 10/2021, de 9 de julio, de trabajo a distancia), el Real Decreto 901/2020, de 13 de octubre, por el que se regulan los planes de igualdad y su registro y se modifica el Real Decreto 713/2010, de 28 de mayo, sobre registro y depósito de convenios y acuerdos colectivos de trabajo, el Real Decreto 902/2020, de 13 de octubre, de igualdad retributiva entre mujeres y hombres, o el Real Decreto-ley 9/2021, de 11 de mayo, por el que se modifica el texto refundido de la Ley del Estatuto de los Trabajadores, aprobado por el Real Decreto Legislativo 2/2015, de 23 de octubre, para garantizar los derechos laborales de las personas dedicadas al reparto en el ámbito de plataformas digitales.
Adaptarse a las nuevas circunstancias
En definitiva, las organizaciones empresariales deberán, las que no lo estén haciendo ya, adaptarse a las nuevas circunstancias y necesidades del mercado, cada vez más exigente, competitivo, abierto, innovador y disruptivo. Insistimos, la tecnología nos ha invadido, la inteligencia artificial, la computación cognitiva o la robótica formaran parte de nuestro día a día. Es inabordable el tsunami de información que gestionamos constantemente y ello justifica la necesidad de que las organizaciones empresariales reflexionen sobre su modelo de negocio y organización con el objetivo de optimizar sus recursos y gestionar su talento. La Ley 10/2021 (entre otra reciente normativa), su correspondiente desarrollo en el marco de la negociación colectiva y la interpretación de los tribunales, empiezan a darnos muestras de ello.
Artículo publicado en Actualidad Jurídica Aranzadi