En España el transporte es la actividad que genera un mayor volumen de emisiones GEI. Durante los últimos 15 años este sector sólo ha reducido sus emisiones un 8%, mientras que los otros dos grandes sectores emisores -la generación eléctrica y la industria-, han reducido sus emisiones un 31% y un 32% respectivamente.
Por esta razón es necesario establecer políticas y objetivos de reducción de emisiones más ambiciosos para el transporte. Además, este sector dispone de una mayor madurez en las soluciones técnicas para su descarbonización, por lo que podrá ayudar a compensar las barreras a las que se enfrentan otros sectores y así alcanzar los objetivos nacionales de reducción de emisiones.
Como comentábamos, las políticas actuales de reducción de emisiones en el transporte no garantizan la consecución de los objetivos a 2030, y no son suficientes para alcanzar los objetivos a 2050 debido principalmente a que las medidas de reducción de emisiones de nuevos vehículos no aseguran una descarbonización efectiva y el uso de biocombustibles no genera una reducción real de las emisiones.
El informe “Un modelo de transporte descarbonizado para España en 2050”, elaborado por Monitor Deloitte, analiza la situación actual de cada uno de los medios de transporte terrestre en España y detalla cuáles son las medidas que deberían ponerse en marcha para lograr la reducción de las emisiones en los plazos marcados.
Si queremos alcanzar la completa descarbonización del transporte de pasajeros en 2050 es necesario desarrollar un programa eficaz de incentivos para el cambio de vehículos y una red de infraestructura de recarga de acceso público.
En 2016 se vendieron en España 4.750 coches eléctricos, elevando el número de vehículos eléctricos a 11.000. Una cifra muy baja teniendo en cuenta que el parque automovilístico en nuestro país es de aproximadamente 22 millones de coches.
Uno de los principales frenos a la hora de adquirir un coche eléctrico es su precio, entre un 5% y un 24% más caro que los convencionales. Además, los incentivos para su compra en España son escasos (por ejemplo, un vehículo eléctrico utilitario fue en el año 2015 entre un 15% y un 27% más económico en Noruega y Holanda que uno convencional).
A esto deberíamos añadir el escaso número de postes de recarga en la vía pública y la práctica inexistencia de electrolineras.
En 2025 debería haber en circulación entre 1,6 y 2 millones de coches eléctricos; en 2013 entre 4,4 y 6 millones; en 2050 entre 7 millones (en un escenario de movilidad autónoma y compartida) y 22 millones (en un escenario de uso de movilidad como el actual).
El transporte de mercancías podría reducir hasta en un 50% sus emisiones si se impulsase el ferrocarril eléctrico para el transporte pesado y los camiones eléctricos para el transporte ligero.
Pero la realidad es que en España el 95% del transporte de mercancías se realiza por carretera y que el coste del transporte por ferrocarril puede ser entre un 20% y un 50% más caro.
Las emisiones del transporte marítimo son las más difíciles de eliminar. Las que realizadas por los buques atracados en los puertos españoles equivalen (en SOx) a las producidas por 30 millones de vehículos.
Las medidas en este apartado pasan por el desarrollo de instalaciones de suministro de gas natural o eléctrico para los buques atracados, aunque la inversión necesaria es muy elevada y el coste de la alimentación eléctrica para un buque puede ser el 50% superior al del combustible convencional.
En nuestro informe Un modelo energético sostenible para España en 2050 analizamos la necesaria transición hacia la descarbonización del modelo energético español para alcanzar el objetivo de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero marcado por la Unión Europea.
Adicionalmente, este cambio de modelo también incluye otros aspectos clave de la política energética como la seguridad de suministro y la competitividad del sistema energético.
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