Descargar informe
La industria textil es responsable del 10% de las emisiones de carbono a nivel global, superando incluso el impacto combinado de todos los vuelos internacionales y el transporte marítimo. Además, es el segundo mayor consumidor de agua del mundo y genera el 20% de la contaminación hídrica industrial. Cada año, produce 92 millones de toneladas de residuos textiles, y menos del 1% de los materiales utilizados en la confección se reciclan para crear nuevas prendas.
Dada su enorme huella ambiental, la Unión Europea ha situado a la industria textil en el centro de sus políticas de sostenibilidad, obligando a las empresas del sector a adoptar modelos de negocio circulares y reducir de forma drástica su impacto ecológico.
En los próximos años, las compañías que operan en el mercado europeo deberán adaptarse a un nuevo marco regulador. No cumplir con estas regulaciones de sostenibilidad de la UE puede traducirse en pérdida de ingresos, reputación y sanciones, incluyendo la prohibición de comercializar productos en la UE.
Nuestro análisis “Closing the loop for textiles” identifica los retos más urgentes para la industria textil y detalla el impacto de tres normativas clave europeas que abarcan el ciclo de vida completo de los productos: diseño, distribución y gestión de residuos. Aunque regulaciones como la Normativa sobre Ecodiseño para Productos Sostenibles (ESPR) y la Regulación sobre Traslados de Residuos ya han entrado en vigor, aún hay incertidumbre sobre detalles críticos que serán definidos en Actos Delegados que la Comisión Europea publicará antes de 2026.
En este contexto, proponemos una serie de acciones imprescindibles para que las empresas se preparen desde ahora.
La ESPR introduce requisitos sobre diseño y rendimiento de productos textiles. Las empresas deberán tomar decisiones estratégicas en torno a parámetros clave como la durabilidad, reciclabilidad, reparabilidad y uso de materiales reciclados, asegurando la coherencia con los valores de marca y el posicionamiento en el mercado.
Hasta 2026, las especificaciones de ecodiseño seguirán definiéndose, pero las empresas ya pueden analizar la sostenibilidad de sus productos actuales. Esto incluye evaluar materiales, resistencia, componentes problemáticos, capacidad de reparación y reciclaje, y explorar alternativas para mejorar su desempeño ambiental.
El Pasaporte Digital de Productos (DPP) exigirá a las empresas revelar datos detallados sobre el ciclo de vida del producto: origen de materias primas, huella de carbono y proveedores. Aunque aún no se han definido los niveles de detalle ni el calendario de aplicación para productos textiles, se prevé que sea obligatorio en 2028.
La implementación del DPP supondrá un desafío, especialmente debido a las complejidades de las cadenas de valor y la falta de plataformas estandarizadas en el sector. Aun así, las empresas deben empezar ya a mejorar su trazabilidad:
En la UE se generan anualmente cerca de 7 millones de toneladas de residuos textiles, de los cuales solo el 1% se recicla. Hasta ahora, gran parte se exportaba a África y Asia, pero la nueva Regulación sobre Traslados de Residuos limitará esta práctica desde 2027, prohibiendo las exportaciones a países sin gestión ambiental adecuada.
Además, se reformará la Directiva Marco de Residuos para establecer normas armonizadas de Responsabilidad Ampliada del Productor (EPR) en toda la UE. Desde 2027, los fabricantes deberán cubrir los costes de recogida y reciclaje, según parámetros de ecodiseño.
Acciones clave:
Estas regulaciones buscan hacer responsables a las empresas por los impactos ambientales de sus productos a lo largo de su ciclo de vida. Las inversiones en ecodiseño, trazabilidad digital y gestión de residuos aumentarán los costes operativos, pero también pueden ser una palanca estratégica.
Para 2030, los modelos de negocio tradicionales podrían quedar obsoletos en Europa. Las compañías que adopten la sostenibilidad como eje estratégico podrán obtener ventajas competitivas: nuevas alianzas, ingresos adicionales y ahorro de costes.