Para la industria de gestión de inversiones global, el 2024 será un año de grandes oportunidades, donde será necesario poner en marcha nuevas acciones y donde habrá motivos para la cautela. Bajo una intensa competencia para captar nuevos patrimonios, las entidades tendrán que trabajar en su diferenciación, especialmente en el área de las tecnologías emergentes, la modernización y definición de los modelos de talento y entorno laboral, la experiencia del cliente, el desarrollo ESG o el propio propósito de la compañía.
El informe de Deloitte, 2024 Investment management outlook, analiza todos estos retos así como la respuesta que la industria dará a los mismos.
El año 2022 ha sido un año complejo para la industria de gestión de activos. Además de las presiones sobre los márgenes, una inflación elevada, subidas de tipos de interés, inestabilidad geopolítica y problemas en las cadenas de suministros, 2022 ha sido uno de los pocos años desde finales de la década de los 90 en el que los mercados de renta fija y renta variable fueron simultáneamente bajistas.
En lo relativo a fondos de inversión tradicionales, se registró un descenso del 15% de los activos bajo gestión en 2022, impulsado por las salidas de fondos y las caídas del mercado.
En cuanto a la inversión alternativa, los activos totales en hedge funds se mantuvieron estables como también ocurrió en private equity, venture capital, real estate, private debt, etc., tras tres y cincos años de crecimientos de dos dígitos, respectivamente.
En este contexto, en la medida en que los modelos de ingresos actuales de las gestoras están vinculados a los activos bajo gestión (“AUM”) se espera una reducción de los ingresos. En esta situación, las entidades que han respondido a la encuesta de este año respecto a su previsión de la evolución de los ingresos se han mostrado más pesimistas que en los dos años anteriores. Solo el 10 % de los encuestados espera ingresos superiores para el próximo año, en comparación con el 20% y el 30% de 2022 y 2021, respectivamente.
El número de fusiones y adquisiciones, anunciadas y/o realizadas, en gestión de activos y banca privada alcanzó la cifra de 643 operaciones en 2022 frente a 616 en 2021 (4,4% interanual). Esta tendencia se ha seguido manteniendo durante el primer semestre del ejercicio 2023 (324 operaciones con un incremento del 5,5% respecto del mismo periodo del año 2022). No obstante, el valor de las operaciones se redujo significativamente en comparación con 2021.
En este sentido, el 14% de los participantes en el estudio creen que es muy probable que su actividad aumentará en este campo en los próximos 6-12 meses (6% en 2022), si bien estiman que el valor medio de las operaciones será más bajo. Así mismo, se identifican la valoración de la compañía, la preparación de la operación y la realización de una due diligence robusta como los principales retos en 2024.
En la industria de gestión de activos, la rentabilidad obtenida es muy importante pero no es el único factor que asegura una buena experiencia para el cliente. Cuando los retornos son bajos, el resto de los factores que afectan a la experiencia de cliente pueden marcar la diferencia.
El primero de los factores es la innovación en las soluciones de inversión para los clientes. La estrategia de “Client-Centricity” exige conocer al inversor objetivo, los tipos de inversiones que quiere y como prefiere interactuar con sus gestores e inversiones.
En la actualidad, existen varias tendencias – estructuración de vehículos, modelos de fijación de precios, estrategias de inversión, etc. - que están ganando tracción y que veremos funcionando en 2024. Entre ellas estarán los ETF de gestión activa o la gestión discrecional de carteras indexadas con inversión directa (en activos y no a través de vehículos de inversión).
Adicionalmente, otro vector de desarrollo de nuevos productos es la construcción de carteras temáticas, fundamentalmente las relacionadas con ESG y la inversión en avances científicos emergentes (exploración espacial, salud, agricultura, etc.). Estas nuevas estrategias de inversión no sustituirán a las viejas clasificaciones en estrategias growth vs value, estrategias de inversión por sectores, etc. pero sí que facilitarán que la industria de gestión de activos adapte sus productos y servicios para ajustarlas a las preferencias de los clientes.
Otro factor de éxito en la experiencia del cliente es la consecución de la excelencia en la ejecución de las soluciones de inversión. Para los gestores de vehículos de gestión activa, ofrecer alfa o una rentabilidad ajustada al riesgo superior a la proporcionada por un producto indexado debe ser un pilar estratégico. La última tendencia es buscar el alfa a través de una evaluación sólida de más datos relacionados con el desempeño de la empresa y el mercado e incorporar enfoques analíticos más avanzados. Pero este proceso requerirá de una colaboración muy cercana entre los científicos de datos y los analistas financieros, grupos con grandes habilidades, pero con idiomas diferentes. Los modelos de talento colaborativos, con formación cruzada y que fomenten el éxito compartido deberán jugar un papel fundamental para conseguir superar este reto.
En resumen, no solo la rentabilidad de las inversiones definirá una experiencia de cliente única. Los inversores esperan más de sus gestores y sus expectativas incluyen una mayor personalización y frecuencia en las interacciones, información más transparente y sencilla de entender, procesos de onboarding fluidos y carentes de problemas, un enfoque de relación a largo plazo y la escucha activa de sus sugerencias y feedback.
Para obtener el éxito en estos retos, la tecnología debe jugar un papel clave para mantenerse por delante de las necesidades del cliente.
La competencia en precios y la rentabilidad suelen exigir eficiencia y el sector de la gestión de inversiones, altamente regulado, no permite una falta de gobernanza y de controles. En una industria altamente competitiva equilibrar ambas prioridades, que a menudo compiten entre sí, es difícil en condiciones normales, pero cuando entran en escena nuevas tecnologías disruptivas, las complicaciones se incrementan.
En 2024, es muy probable que las gestoras desarrollen dos de estas tecnologías revolucionarias en sus procesos de transformación digital: la IA generativa y la computación cuántica.
La industria está progresando en este aspecto, con el 50% de los encuestados declarando que comprenden totalmente o casi totalmente los beneficios potenciales de la transformación digital, un aumento del 44% respecto al año pasado.
Los ejemplos de aprovechamiento de la IA generativa van desde la selección personalizada de acciones, la elaboración de informes de rentabilidad, la mejora de las plataformas de asesoramiento y la mejora de los asistentes digitales que permitan tener unas capacidades de lenguaje más natural. Sin embargo, la IA generativa también conlleva riesgos, como los riesgos cibernéticos y las alucinaciones LLM, que suelen justificar nuevos controles.
En lo que se refiere a la computación cuántica, las gestoras están utilizando la computación cuántica para realizar simulaciones de Monte Carlo, optimización de carteras, minimización de riesgos y cálculos complejos de derivados. Las computadoras cuánticas también se pueden usar para mejorar la capacidad de la IA para procesar grandes volúmenes de datos y elevar la experiencia del cliente previendo sus necesidades casi en tiempo real.
Mantener una postura de gobernanza sólida, con una normativa en constante evolución y el avance de las nuevas tecnologías, es un reto.
En este sentido, con la llegada de la IA generativa, la gobernanza debe incorporarse a cada caso de uso. Debido a los problemas de privacidad de los datos, es probable que se requieran implementaciones particionadas desde una perspectiva de gobernanza en las primeras implementaciones de IA generativa, lo que dará a las empresas con infraestructuras de datos bien desarrolladas una ventaja sobre sus pares menos avanzados.
En cuanto a la computación cuántica, la amenaza de un hackeo cuántico es un problema potencialmente de supervivencia de la compañía considerando la importancia de los datos utilizados por las mismas. Dados los riesgos que conllevan los ordenadores cuánticos del futuro, las empresas deberían empezar a prepararse hoy mismo. Eso incluye tener un inventario completo de los datos, su sensibilidad, dónde se almacenan y cómo se protegen; aprender sobre el próximo cambio a la criptografía poscuántica; y trabajar para validar que los sistemas y datos existentes estén debidamente protegidos.
Gestionar los cambios en el modelo organizativo de una compañía puede resultar más sencillo cuando la organización está alineada con un fuerte sentido de propósito. El estudio demuestra que existe una alta correlación entre la alineación de las personas con el propósito de la compañía y mejoras en la eficiencia, la productividad y la colaboración entre los empleados.
La modernización del modelo de talento, lograr el equilibrio adecuado respecto a la flexibilidad en el lugar de trabajo y alinear los incentivos de los empleados para reflejar la mejora de las habilidades pueden ayudar a impulsar el propósito de una empresa, creando una organización más ágil que pueda transformarse de manera más efectiva.