Plan de Recuperación Europeo
El futuro de la alimentación pasa por producir, distribuir y consumir alimentos más sanos, medioambientalmente más sostenibles y que sean cada vez más respetuosos con las propiedades organolépticas básicas de nuestra gastronomía (sabor, textura u olor). Afrontar estos tres retos de forma conjunta, pasa, necesariamente, por la efectiva aplicación de las nuevas tecnologías.
La industria agroalimentaria lleva años transformándose y digitalizando sus procesos productivos, administrativos, logísticos y comerciales, a través de la implantación de sistemas innvadores a nivel de sensórica, robótica avanzada, IOT o Inteligencia Artificial. Tarragona ha sido un ejemplo claro en aquellos sectores liderados por sus principales empresas (aceites, frutos secos, arroz, pesca frutas y hortalizas, vitivinícola, dulces, etc.), gracias al desarrollo de nuevos productos con mayor valor añadido y a la aplicación de procesos de producción más eficientes y con un menor impacto medioambiental (gestión del recurso hídrico, suelos, packaging o el aprovechamiento y reutilización de parte de esa producción que de otra manera se desperdiciaría).
Mantener la posición competitiva actual exige a la agroindustria tarraconense -y también a la española- redoblar las inversiones en Tecnología y Data. Un esfuerzo que es individual pero también colectivo ya que, el mayor impacto vendrá del desarrollo armónico y homogéneo del proceso de digitalización del conjunto del sistema. Solo así puede lograrse un mayor nivel de transferencia de información y conocimiento, de conectividad e interrelación entre todos los eslabones de la cadena de valor hasta llegar al consumidor.
Avanzar en ello permitirá optimizar el uso inteligente de los datos desde el campo hasta la mesa, con el fin de obtener mejoras globales en términos de experiencia del consumidor, eficiencia, seguridad, calidad, impacto medioambiental, economía circular, gestión de residuos o desarrollo de talento, con la vista puesta en las tres “S”: salud, sostenibilidad y sabor.
Los fondos de recuperación europeos deben ser un instrumento clave para acelerar la transformación. El Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia tiene ya el visto bueno del Consejo de la Unión Europea. Se espera que el próximo trimestre sea un período de máxima actividad legislativa y administrativa para impulsar el desarrollo de estos fondos en España.En el horizonte se vislumbra la activación del PERTE (Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica) para el sector agroalimentario, el cual, se prevé, impulse tres ámbitos prioritarios: automatización de procesos, reducción del impacto medioambiental de la actividad y digitalización y trazabilidad del sector alimentario.
Las empresas agroalimentarias, por su relevancia, debe ser protagonistas de esta oportunidad única. El éxito dependerá de su visión y de su capacidad de acción individual y colectiva.