Más de un tercio de la producción mundial de comida se pierde o se malgasta cada año. Es importante que se tomen medidas urgentes, ya que se prevé que para el 2050 el desperdicio aumentará en un 70%. Como consecuencia de este despilfarro, los costes para los consumidores y la industria aumentan y suponen una carga nociva para el planeta.
Tomar medidas para frenar este escenario genera beneficios medioambientales y económicos, así como una mejora en la salud para los más desfavorecidos. Es urgente reducir la cantidad de alimentos desperdiciados y encontrar nuevos métodos para tratar los residuos actuales.
Más de la mitad del desperdicio de comida en el mundo se produce en la fase de consumo. La forma más eficiente de reducir estos residuos es evitarlos. Las iniciativas dirigidas a los consumidores son fundamentales, como por ejemplo campañas de concienciación para disminuir la compra excesiva, conservar los alimentos durante más tiempo, reciclar y no desperdiciar las comidas que sean perfectamente comestibles.
Las soluciones a este problema mundial se deben identificar a lo largo de la cadena de valor del sector. Es muy importante entender dónde se crean los residuos: en el abastecimiento, la producción, el procesamiento, el almacenamiento, el transporte o la venta al por menor.
Existen diferentes soluciones tecnológicas para prevenir o reducir el derroche de alimentos:
Hay empresas que ya utilizan la tecnología para proporcionar información sobre la frescura de los alimentos. Un ejemplo es el conjunto de productos digitales "Eden" de Walmart en Estados Unidos, que es capaz de aprovechar algoritmos de aprendizaje automático y sensores para proporcionar datos completos de la frescura de los productos frescos. Con esta técnica, Walmart intenta eliminar 2.000 millones de dólares de desechos en cinco años.
En algunas ocasiones los desechos son inevitables, pero en estos casos las iniciativas sostenibles pueden ayudar a reducir el impacto medioambiental.
Existen empresas que están investigando las oportunidades para crear valor a partir de los residuos. Este enfoque se llama "upcycling", un avance en el movimiento hacia una economía circular. En este caso, en lugar de un bien pasivo, los restos se convierten en un activo.
Las empresas del sector alimentario pueden contribuir a reducir los residuos en toda su cadena de suministro. Aunque hay una gran variedad de soluciones, lo más eficaz y beneficioso es que las partes interesadas se asocien para hacer frente a este problema. Por eso, es necesario que las empresas compartan información.
Estas alianzas permiten a las empresas, los gobiernos, las instituciones y las ONG aprovechar su poder colectivo, sus recursos y su experiencia para crear el cambio que se necesita. Esa unión puede ayudar a construir un sistema alimentario sin residuos.