La elección entre un salario integral y un salario ordinario es un tema que trasciende la mera interpretación jurídica y entra en el dominio del análisis financiero. Diego Cubillos, socio de Impuestos de Deloitte Colombia, invita a considerar las implicaciones económicas de esta decisión que es especialmente relevante en el ámbito laboral y financiero.
Un salario integral, aunque aparentemente mayor, incorpora prestaciones como prima, cesantías e intereses a las cesantías, lo cual podría parecer atractivo a primera vista. Sin embargo, cuando se evalúan las remuneraciones anuales y no mensuales, se hace evidente que el salario integral podría estar por debajo del salario ordinario en al menos un 30% cuando se incluye el factor prestacional.
Aunque el salario integral ofrece un flujo de caja mensual superior, este beneficio no compensa la diferencia en el flujo nominal anual. Incluso al calcular el valor presente de estos flujos, el salario integral se queda corto frente al ordinario, resultando menos beneficioso para el empleado.
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