En días pasados, el Senado de la República aprobó las leyes secundarias en materia energética, con la finalidad de fortalecer el mercado nacional y asegurar la soberanía de los recursos. Dicha legislación incluye un marco rector para la participación del sector privado en temas relacionados con los hidrocarburos y la electricidad. ¿En qué consiste esa participación y qué representa para los inversionistas privados?
En entrevista con Valeria Vázquez, Socia Líder de Energía y Recursos Naturales en Deloitte Spanish Latin America.
Ciudad de México, a 28 de febrero de 2025.
Un nuevo modelo de inversión en energía viene en camino. Derivado de la reforma estructural a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el 31 de octubre de 2024, se plantean nuevos esquemas para la participación del sector privado en el mercado energético nacional.
En días recientes, como parte de esa reforma estructural, se aprobaron las leyes secundarias en materia energética[1], las cuales incluyen esquemas de inversión privada, en conjunto con inversión pública, dándole preminencia a Petróleos Mexicanos (Pemex) y a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), en cada uno de sus ámbitos de competencia.
El gobierno federal busca, con dichas reformas, realizar mejoras y ajustes al marco legal que rige al uso y aprovechamiento de los recursos naturales del país. En ese sentido, se le busca otorgar mayores facilidades a la Secretaría de Energía para intervenir en el sector, de manera estratégica, a fin preservar la justicia y la soberanía energéticas.
Ahora bien, ¿cuáles son los esquemas y el tipo de participación que tendrán los privados, bajo en nuevo marco legal? ¿Qué representa ese nuevo marco legal para la iniciativa privada?
Cualquier nuevo modelo en materia energética, representa, sin duda, una enorme oportunidad para los integrantes del sector privado. Primero que nada, porque es un nuevo punto de partida para replantear o fortalecer los proyectos que ya estén en marcha, pero también porque representan la oportunidad para nuevos jugadores que pudieran estar interesados en esos nuevos esquemas.
Los esquemas que se establecen en la nueva legislación energética se concentran, básicamente, en dos grandes rubros: el de los hidrocarburos y el de la electricidad.
El gobierno federal busca otorgar mayores facilidades a la Secretaría de Energía para intervenir en el sector, de manera estratégica, a fin preservar la justicia y la soberanía energéticas.
Las leyes secundarias que están por aprobarse en la Cámara de Diputados representan una gran oportunidad para el sector, estableciendo reglas claras del juego.
Esto es un elemento muy importante porque, en años anteriores, los esquemas de autoconsumo se utilizaban como una especie de compra-venta privada de energía eléctrica, entre entidades que no generaban su propia electricidad, pero que integraban una sola entidad legal. Esto se termina con el nuevo modelo; es decir, la entidad que genera electricidad tiene que ser la misma entidad que la está consumiendo.
Dentro de esta generación para terceros, existen otros tres subesquemas:
En términos generales, lo que plantean las nuevas leyes, y los esquemas de participación privada que componen la reforma energética, es una prevalencia del Estado mexicano en el sector energético, pero con espacio para la colaboración y la inversión del sector privado. Hay varias reglas técnicas que aún están por conocerse. Por ahora, contamos con la enorme ventaja de conocer que sí habrá esquemas de participación de privados, con reglas claras.
Si bien las actividades de exploración y producción petrolífera son muy relevantes, porque son precisamente las que tiene que ver con nuestra producción y con nuestras reservas naturales, hay otras actividades que también son muy importantes en el sector de hidrocarburos, como el transporte, el almacenamiento, la distribución y el suministro de otros productos (entre ellos, los petrolíferos).
El Gobierno ha buscado que exista cierto control, para que el aumento de los precios no rebase la tasa de inflación. Sin embargo, esto tiene que ser coordinado con la inversión privada, que hoy está presente en todas estas actividades. El objetivo es optimizar los permisos y que la Secretaría de Energía defina los proyectos que se consideren prioritarios o estratégicos, para efectos de la soberanía y la justicia energéticas.
Por lo tanto, estaremos viendo, entre otras cosas, que los privados participarán en proyectos para aumentar la capacidad de almacenamiento de hidrocarburos, un proyecto que se ha convertido en una de las prioridades del Gobierno, a fin de aumentar la autosuficiencia de combustibles. Además, se podrán realizar inversiones para que el transporte sea más eficiente y seguro. Todo esto, tratando que, bajo las nuevas reglas del sector, los proyectos logren ser rentables.
Adicionalmente, Pemex tendrá algunas capacidades relacionadas con la cogeneración de energía eléctrica, y también le han sido encargados proyectos relacionados con la sostenibilidad y la transición energética. Es probable que empiece a explorar y a participar en proyectos para la generación de energías renovables o limpias, como el vapor.
Aun cuando todavía está por verse lo que establecen las reglas específicas en materia energética, lo importante, por ahora, es que la iniciativa privada podrá participar también, en colaboración con las empresas del Estado, para hacer realidad los proyectos de sostenibilidad y de transición energética. En este nuevo contexto, las oportunidades de invertir en el sector de hidrocarburos son muchas y muy atractivas.
El sector energético, en general, es altamente influenciado por los temas geopolíticos. Sin lugar a dudas, el papel y la ubicación geográfica que tiene México es un factor que nos ha permitido ampliar nuestro mercado, lo cual debemos seguir aprovechando. Tenemos mucho territorio costero e infraestructura portuaria, impulsada ahora con proyectos como el Tren Transístmico, que cruza de Oriente a Occidente.
A todo esto habría que sumarle, nuestra posición de principales socios comerciales de los Estados Unidos y de Canadá, lo que genera también una interdependencia energética. Al menos con la Unión Americana, existe una interrelación necesaria en términos de gas natural y petrolíferos, pues, debido a nuestra ubicación geográfica, compartimos infraestructura y zonas petrolíferas (gran parte de los subsuelos del Golfo de México se comparten con los Estados Unidos o pertenecen a aguas internacionales).
En Deloitte, creemos que la situación geopolítica que vivimos actualmente en Norteamérica, con la nueva administración de los Estados Unidos y sus políticas arancelarias y de renegociación del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC), puede generar oportunidades importantes en materia de desarrollo. En específico, vemos potencial en proyectos de gas natural que puedan resultar más rentables, en la medida que los precios del gas natural en el país del norte pudieran subir con la entrada en vigor de los aranceles.
Todavía es muy pronto para tener un panorama claro de lo que va a ocurrir en el futuro próximo, lo que sí es un hecho es que nuestra interdependencia con los Estados Unidos y con Canadá, es muy relevante y que cualquier cambio puede tener impactos, que no necesariamente son malos, sino todo lo contrario: dichos efectos pueden ser positivos y de oportunidad para nuestro país.
En México, el tema energético tiene gran preponderancia, y no se puede aislar del contexto regional o global. Aun cuando queremos caminar hacia una suficiencia energética, debemos considerar que, en todos los países, se explota un recurso, se comparte y se hacen proyectos productivos que permitan el suministro.
En suma, las leyes secundarias que están por aprobarse en la Cámara de Diputados representan una gran oportunidad para el sector, estableciendo reglas claras del juego. Para incentivar la inversión en el sector energético, es necesario que esté altamente regulado, como ocurre en todos los países. El sector energético es una industria de alto riesgo, por el tipo de operaciones y de productos que se mueven en él, pues son de muy alto valor técnico y hasta peligrosos. Además, será importante que la autoridad tenga las facultades para aplicar y verificar el cumplimiento de las reglas.
Solo así los inversionistas tendrán completa certeza y confianza para venir a desarrollar sus proyectos en México. Todo parece indicar que el nuevo marco legal representa una nueva etapa en la relación “regulador-integrantes del mercado”, en beneficio del desarrollo de nuestro país.
[1] El Economista, “Senadores aprueban en lo general la legislación secundaria en materia de energía”, 26 de febrero de 2025.
[2] IMCO, “Leyes secundarias en materia de hidrocarburos”, 20 de febrero de 2025.
[3] Secretaría de Energía, “Presenta la Secretaría de Energía la legislación secundaria para el sector energético”, Comunicado del 29 de enero de 2025, consultado el 28 de febrero de 2025 en: https://www.gob.mx/sener/articulos/presenta-secretaria-de-energia-la-legislacion-secundaria-para-el-sector-energetico