El sistema bancario mexicano ha atravesado un periodo de transformación y adaptación entre junio de 2023 y junio de 2025, enfrentando un entorno económico complejo caracterizado por tasas de interés desfavorables, presiones regulatorias crecientes y una economía con bajo dinamismo. A pesar de estos desafíos, los bancos han logrado sostener su rentabilidad mediante estrategias de diversificación, inversión tecnológica y una gestión más sofisticada del riesgo. Este análisis examina los principales factores que han influido en el desempeño financiero del sector, así como las tendencias emergentes que podrían redefinir el panorama bancario en el mediano plazo.
Adaptación al entorno de tasas de interés
El entorno de tasas bajas ha afectado especialmente a los bancos que tradicionalmente se benefician de depósitos de bajo costo. Sin embargo, la disminución del margen financiero no ha sido sinónimo de debilidad. Por el contrario, los bancos han respondido con una diversificación de ingresos, mejoras operativas y una fuerte apuesta por la digitalización, lo que les ha permitido mantener niveles aceptables de rentabilidad.
Inversión en infraestructura y cumplimiento normativo
El gasto operativo ha aumentado más de un 10%, impulsado por inversiones en tecnología y en el fortalecimiento de los controles de Prevención de Lavado de Dinero (PLD). Este gasto no solo responde a exigencias regulatorias, sino también a una estrategia para blindar la operación ante riesgos reputacionales y operativos. El cumplimiento normativo se ha convertido en un factor competitivo clave, y los bancos que lo entienden así están construyendo ventajas sostenibles.
Dinamismo del crédito al consumo
En un contexto de bajo crecimiento económico y alta incertidumbre, el crédito al consumo ha mostrado un crecimiento a doble dígito, lo que refleja una lectura optimista del riesgo por parte de las instituciones. Este dinamismo se apoya en modelos de análisis más sofisticados y una mayor cercanía con los clientes, lo que permite identificar oportunidades en segmentos específicos.
Resultados financieros
Los indicadores financieros muestran una evolución positiva en ingresos y cartera, aunque con presiones en rentabilidad y eficiencia:
Evolución de la cartera crediticia
La cartera total creció 26.7% en dos años, con especial dinamismo en:
Este crecimiento refleja una estrategia activa de colocación, aunque también implica mayores riesgos, como lo muestra el aumento en las EPRC.
Rentabilidad y eficiencia
El ROE descendió de 18.9% a 17.7%, lo que indica presiones sobre la rentabilidad neta o una mayor base de capital. La eficiencia operativa también se deterioró, pasando de 46% a 50.9%, lo que sugiere que los gastos crecieron más rápido que los ingresos. El coeficiente burden se mantuvo estable, mientras que el indicador EPRCs/Ingresos aumentó significativamente, reforzando la percepción de un entorno crediticio más riesgoso.
Diversidad de modelos de negocio
La rentabilidad del sistema no proviene de una sola fórmula. El ecosistema bancario mexicano incluye:
Perspectivas futuras: Fintechs y Open Finance
Aunque aún no figuran en los indicadores, las Fintechs están próximas a irrumpir con fuerza, especialmente una vez que operen con licencia bancaria. Su agilidad, innovación y enfoque centrado en el usuario podrían alterar el equilibrio competitivo. Además, la implementación efectiva de Open Finance tiene el potencial de democratizar el acceso a servicios financieros, fomentar la competencia y empoderar al usuario.
Conclusiones
El sistema bancario mexicano ha demostrado ser resiliente, eficiente y adaptable, incluso en un entorno económico adverso. El crecimiento sostenido de ingresos, el dinamismo del crédito al consumo y un ROE sólido son señales de fortaleza. Sin embargo, los desafíos en eficiencia operativa y rentabilidad neta requieren atención estratégica.
La diversidad de modelos de negocio ha sido clave para sostener la rentabilidad, y la entrada de nuevos actores como las fintechs, junto con iniciativas como Open Finance, podrían redefinir el panorama competitivo. Para mantener el crecimiento en el mediano plazo, será fundamental mejorar la eficiencia, fortalecer la gestión del riesgo y aprovechar las oportunidades tecnológicas y regulatorias que se avecinan.