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Tendencias Fiscales: ¿punto de inflexión global?

Hacer Empresa | Deloitte Uruguay

La política fiscal se ha transformado en una palanca estratégica de primer orden. En un mundo marcado por la incertidumbre económica, las presiones inflacionarias persistentes y el avance de la digitalización, los gobiernos están redefiniendo sus prioridades tributarias. El informe global 2025 Tax Policy Survey de Deloitte, que recoge las perspectivas de más de 50 jurisdicciones, revela una clara señal: nos encaminamos hacia un entorno fiscal más exigente, más tecnológico y más coordinado a nivel internacional. 

Desde Uruguay, estas tendencias nos interpelan directamente, tanto en el plano de la atracción de inversiones como en la planificación tributaria empresarial. ¿Qué deben tener en cuenta las compañías locales y multinacionales que operan en nuestra región? Aquí, algunos hallazgos clave.

Aumenta la presión para recaudar más

 El 67 % de los encuestados a nivel global espera un aumento de la carga fiscal corporativa en los próximos tres años. Esta percepción se intensifica en América Latina, donde los gobiernos enfrentan déficits estructurales y crecientes demandas de inversión social. En el mismo sentido, un 53 % de los encuestados en la región anticipa mayores tasas impositivas para empresas de sectores clave, como tecnología, energía, minería y servicios financieros.  

En muchos países, se observa una tendencia a implementar regímenes de revelación obligatoria de estructuras fiscales agresivas. 

No es casualidad que el 74 % de los funcionarios encuestados en Latinoamérica señale que el fortalecimiento de la administración tributaria es una prioridad inmediata. Esto incluye tanto mejoras en los sistemas de fiscalización como el uso intensivo de tecnología para detectar inconsistencias en tiempo real. En muchos países, además, se observa una tendencia a implementar regímenes de revelación obligatoria de estructuras fiscales agresivas.

Para las empresas, este escenario supone un llamado a revisar sus estrategias fiscales con visión de mediano y largo plazo. Ya no se trata solo de cumplir con lo vigente, sino de anticiparse a un entorno en el que la transparencia y la sustancia económica de las operaciones cobrarán cada vez más peso.

Fiscalidad internacional: el gran reordenamiento

Uno de los puntos más destacados del informe es la implementación en curso del Pillar II impulsado por la OCDE, que agrupa a más de 35 países con economías desarrolladas y emergentes. Este pilar establece un impuesto mínimo global del 15 % para grupos multinacionales con ingresos anuales superiores a 750 millones de euros. El objetivo es evitar la competencia fiscal desleal y garantizar que las grandes empresas tributen en los países donde generan valor.

El 79 % de las jurisdicciones encuestadas ya están en proceso de adoptar este marco normativo o planean hacerlo en el corto plazo. Si bien en América Latina la implementación es más heterogénea, países como México, Colombia y Brasil están dando pasos firmes en esa dirección. Esto genera un nuevo estándar: la competencia tributaria ya no se basa exclusivamente en tasas bajas, sino en marcos regulatorios predecibles, estabilidad jurídica, calidad institucional y cumplimiento de estándares internacionales. Vale aclarar que esta encuesta es previa a las recientes resoluciones del G7, en el que se ha planteado la exclusión de empresas de Estados Unidos en las disposiciones de Pillar II.

Para Uruguay, que ha avanzado significativamente en materia de cooperación fiscal y transparencia, este escenario representa una oportunidad para reposicionarse como un hub confiable, más allá de los incentivos fiscales puntuales. Las empresas que operan en nuestro país también deberán evaluar el eventual impacto de estas normas sobre sus estructuras regionales. 

Economía digital, impuestos verdes y nuevos desafíos

La digitalización ocupa un lugar central en la agenda tributaria global. El 55 % de las jurisdicciones encuestadas ya aplican —o evalúan aplicar— impuestos específicos sobre servicios digitales. Estos tributos buscan gravar adecuadamente a modelos de negocio que, si bien operan sin presencia física, generan ingresos significativos en los mercados donde venden sus productos o servicios.

La digitalización ocupa un lugar central en la agenda tributaria global. El 55 % de las jurisdicciones encuestadas ya aplican —o evalúan aplicar— impuestos específicos sobre servicios digitales.

El informe también refleja un crecimiento sostenido de los llamados impuestos verdes, diseñados para incentivar prácticas sostenibles y recaudar fondos destinados a mitigar el cambio climático. El 68 % de los países ya los ha implementado, con mecanismos que incluyen impuestos al carbono, tasas sobre plásticos no reciclables y beneficios fiscales para proyectos de energías renovables. 

En ambos frentes las empresas uruguayas se verán crecientemente expuestas. No solo por cambios normativos locales, sino también por las exigencias que imponen los grupos multinacionales con los que se integran y por los compromisos ESG que hoy influyen en las decisiones de inversión global. 

Una relación fisco-contribuyente más tecnológica y más exigente 

Uno de los cambios más significativos que destaca el informe es la transformación digital de las administraciones tributarias. Más del 80 % de los encuestados considera que la digitalización es clave para aumentar la eficiencia, reducir la evasión y mejorar la interacción con los contribuyentes. 

La tendencia apunta hacia el uso extendido de reportes en tiempo real, inteligencia artificial para análisis de riesgos, auditorías automatizadas y cruces de datos globales. En América Latina, donde históricamente las brechas de cumplimiento han sido altas, estas herramientas prometen una mayor equidad, pero también obligan a las empresas a actualizar sus sistemas de información y sus capacidades internas. 

En este nuevo entorno, la gestión tributaria deja de ser un área aislada y se convierte en un componente estratégico del negocio. La proactividad, la calidad de los datos, la trazabilidad de las decisiones y el cumplimiento oportuno se transforman en activos reputacionales. 

Mirando hacia adelante: resiliencia, diálogo y estrategia

La política fiscal de los próximos años estará marcada por tres vectores: la necesidad de aumentar la recaudación sin desalentar la inversión, el alineamiento con estándares internacionales y la presión ciudadana por mayor equidad. En ese contexto, las compañías que logren anticiparse a los cambios —leyes y tendencias subyacentes— estarán mejor posicionadas para crecer con resiliencia. 

La agenda tributaria de 2025 no es solo un desafío técnico: es una oportunidad para redefinir la relación entre las empresas, el Estado y la sociedad, promoviendo una tributación más eficiente, equitativa y sostenible.