La reputación de Deloitte en contabilidad y auditoría se basa en la confianza que se ganó con los clientes y el público en general. Esa ética de integridad impregna todos los servicios prestados por Deloitte.
En 1856, William Welch Deloitte ganó lo que podría decir que fue el encargo de más alto perfil de su carrera: investigar un gran fraude en el Great Northern Railway (GNR). Apenas seis meses después, sería despedido. Perder una cuenta tan importante de una manera tan pública podría paralizar a otra compañía. Pero para Deloitte, enfatizó su compromiso de realizar auditorías de manera adecuada.
El problema era el dinero, no el dinero robado a los accionistas de la GNR por Leopold Redpath, sino el dinero que se necesitó para desentrañarlo. GNR insistió en que la investigación de Deloitte se llevara a cabo de manera rápida y barata. Deloitte, en efecto, le dijo al cliente que podía tener uno u otro, pero no ambos. Al hacerlo, cercioró a sus otros clientes y a sus accionistas que se podía confiar en su palabra. Era lo más importante que se podía decir de un contralor.
El mismo principio –que la reputación de uno es más importante que conservar un cliente– se aplicaba en Haskins & Sells. A principios del siglo XX, un equipo de auditoría de Haskins & Sells descubrió que un cliente estaba inflando indebidamente sus saldos de efectivo. El cliente protestó por la señal de alarma de los contralor, pero Haskins & Sells fue contundente: “Más allá de la máxima vigilancia, la otra forma más segura de proteger nuestro nombre y nuestra buena voluntad sería disolver las relaciones”.
En todo el mundo, Deloitte y sus compañías predecesoras desempeñaron un papel decisivo en el establecimiento de los estándares que salvaguardan la confiabilidad de la profesión. Los socios de Deloitte establecieron y dirigido organizaciones profesionales nacionales que monitorear la educación y la conducta ética. Pero la práctica de auditoría de Deloitte no es la única área de su negocio basada en la confianza. La integridad y objetividad que definen su práctica de auditoría tuvieron un impacto positivo en otros negocios de Deloitte.
La firma predecesora de Deloitte en Noruega, el Bergens Revisionsinstitut, se llamaba a sí misma "tillitsselskapet", "la compañía de confianza".