La transición energética y la descarbonización son claves para la resiliencia y competitividad empresarial, especialmente en sectores intensivos en energía, posicionando la sostenibilidad como un imperativo estratégico para generar valor económico, social y ambiental a largo plazo.
Eficiencia Operativa y Descarbonización: El Futuro de la Industria Intensiva
La transición hacia una economía baja en carbono implica una profunda transformación de los modelos productivos, operativos y de gestión empresarial. Las compañías líderes han integrado la descarbonización como eje central de su estrategia, estableciendo objetivos intermedios alineados con compromisos nacionales y globales, tales como el Acuerdo de París y la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde.
1. Transformación de la Matriz Energética y Electrificación
El avance de las energías renovables en Chile es notable: en 2024, el 68% de la generación eléctrica provino de fuentes limpias como solar, eólica e hidráulica. Este cambio ha sido impulsado por el cierre progresivo de centrales a carbón y la firma de contratos de suministro eléctrico a largo plazo (PPAs) entre empresas privadas, lo que facilita el acceso a energía renovable certificada, reduce la intensidad de emisiones (alcance 2) y mejora los indicadores ESG frente a inversionistas y clientes.
La electrificación de procesos industriales, el fomento de la electromovilidad y la eficiencia energética son elementos clave para reducir las emisiones directas e indirectas, optimizando el consumo y reduciendo la dependencia de combustibles fósiles.
2. Innovación y Nuevas Tecnologías
La integración de tecnologías avanzadas, como los sistemas de almacenamiento de energía a gran escala (BESS), es fundamental para gestionar la variabilidad inherente a las renovables y asegurar la continuidad operativa. Proyectos emblemáticos como Colbún BESS Celda Solar y Engie BESS Coya demuestran el compromiso del sector por fortalecer la resiliencia del sistema eléctrico.
En paralelo, la digitalización y modernización de redes eléctricas permiten una gestión más eficiente, flexible y resiliente, facilitando la integración de generación distribuida, almacenamiento y puntos de carga para vehículos eléctricos.
3. Descarbonización de Sectores Difíciles de Electrificar
Sectores como cemento, transporte pesado, marítimo y aviación presentan desafíos particulares debido a la imposibilidad técnica o económica de electrificar sus procesos. En este contexto, el desarrollo de combustibles alternativos —como el hidrógeno verde, biocombustibles avanzados y tecnologías de captura y almacenamiento de carbono (CCS)— se vuelve esencial para reducir la huella de carbono sin comprometer la productividad.
Chile, gracias a su abundante potencial renovable, se proyecta como líder regional en la producción y exportación de hidrógeno verde, consolidando nuevas cadenas de valor y oportunidades de negocio.
4. Circularidad y Gestión de Recursos
La adopción de modelos de economía circular es clave para transformar la producción y el consumo en la industria chilena, promoviendo la eficiencia en el uso de recursos y la reducción de emisiones en toda la cadena de valor. Iniciativas como la captura de CO2 en el sector forestal, la reutilización de metano proveniente de biogás y la producción de combustibles sintéticos a partir de emisiones.
Estas prácticas no solo mitigan el impacto ambiental, sino que fortalecen la resiliencia y competitividad de las empresas, posicionando a Chile como referente en soluciones innovadoras para una industria baja en carbono.